Sinónimos de agresividad

La violencia es injusta según de dónde viene.

Yo promuevo la violencia y no les importa.

Lo que puedas hacer o soñar, ponte a hacerlo. La osadía está llena de genilidad, poder y magia.

Aquellos corazones que anteriormente latían con osadía por la alabanza, ahora sienten que hasta han perdido el pulso.

La audacia da saltos mientras la constancia camina.

La tensión se aflojó poco a poco. Ella tomó entre sus manos la oscura cabeza de su amigo y lo miró. Sonrieron aliviados, divertidos, temblorosos, seguros de que no intentarían una aventura fugaz porque estaban hechos para compartir la existencia en su totalidad y emprender juntos la audacia de amarse para siempre.

¿Quién abrió una ruta por el mar virgen y fuera del alcance de los desgraciados mortales, quién exiló hacia las olas a los piadosos hijos de la tierra firme y los arrojó al voraz piélago, con audaz inventiva?

...Lo que él mismo no creía, creyéndolo los idiotas entre los cuales arrojó su doctrina. — Su necesidad era el poder; con Pablo, una vez más quiso el sacerdote alcanzar el poder...

Te quiero. Te quiero por tu bravura y tu tenacidad, y tu brío y tu implacable dureza. ¿Cuánto te quiero? Tanto que, hace un momento, hubiera ultrajado la hospitalidad de la casa que nos ha acogido a mi familia y a mí, hubiera olvidado la esposa más buena que jamás pueda tener un hombre...

El brío del texto (sin el cual en suma no hay texto) sería su voluntad de goce: allí mismo donde excede la demanda, sobrepasa el murmullo y trata de desbordar, de forzar la liberación de los adjetivos –que son las puertas del lenguaje por donde lo ideológico y lo imaginario penetran en grandes oleadas.

Todas las cosas están a disposición de Dios, y la decisión de la salvación o la muerte perteneciente a él.

Los hombres usan máscaras para embellecerse. Pero a diferencia de la mujer, la decisión de embellecerse de un hombre siempre es un deseo de muerte.

El sabio sólo usa de acritud contra sí mismo, y es amable con los demás

La plegaria es la primera y la última lección para aprender el noble y bravío arte de sacrificar el ser en los variados senderos de la vida.

Tiene la ferocidad del león, la cobardía de la liebre, la astucia del zorro...

Tan abierto es el politeísmo, que aún la mayor ferocidad y antagonismo que pueda hallar en una religión contraria difícilmente llegaron a repugnarle y mantenerlo a distancia.