Sinónimos de afear

La erudición suele deslucir el talento, en vez de realzarlo.

No presumo de que Adolf Hitler haya hecho una revolución según el modelo de la mía. Los alemanes acabarán por estropear nuestra idea

A veces hay que estropear un poquito el cuadro para poder terminarlo

La vida de los hombre no se puede manchar por presunciones que no reposan en el conocimiento de la verdad*

Pensar que los buenos tiempos son cosa del pasado sería un fracaso personal. Y un suicidio creativo. Y un error. Piense que, en la época de las cavernas, el arte consistía en manchar las paredes con mierda... De modo que, con todo, hemos ido a mejor.

Cuando veo a alguien que persigue su sueño y lo consigue, y que hace lo que quiere sin necesidad de dar explicaciones, y sin perjudicar a nadie, claro está, me parece genial.

Nunca se logra ningún beneficio sin perjudicar a otro.

criticar es reconocer que somos seres divididos. criticar la sociedad es criticar nuestra propia complicidad en la reproducción de esa sociedad. Comprender esto no debilita nuestro grito de ninguna manera. Por el contrario, lo intensifica, lo hace más urgente.

Elegir es criticar y criticar es definir, a priori, en los términos más generales que es posible, la naturaleza esencial de lo que se trata de tal manera que es esta definición a priori la circunstancia, providencial puede decirse, a partir de la cual esa crítica es posible.

Por natural inclinación, todos nos mostramos más prestos a censurar los errores que a loar las cosas bien hechas

Puedes censurar a un amigo en confianza, pero debes alabarlo delante de los demás.

Las personas a las que nada se les puede reprochar tienen, de todas formas, un defecto capital: no son nada interesantes.

Cuando yo era un muchacho soñaba y pensaba cuál sería el primer miserable que me iba a reprochar el no ser joven... Ya no me lo pregunto más

Ocurra lo que ocurra, pensé, la vida continúa igual, y hacemos las mismas cosas, y seguimos celebrando las pequeñas ceremonias anexas a nuestra comida, a nuestro sueño y nuestro asco. No hay crisis capaz de quebrar la corteza de lo habitual.

La vida no podía ser esa cosa que se nos imponía y que uno asumía como un arriendo, sin protestar. Pero ¿qué podía ser?... Debía haber una contraseña, algo que permitiera quebrar la barrera de la rutina y la indolencia y acceder al fin al conocimiento, a la verdadera realidad.