Sinónimos de flagelo

El azote pasó. Los grandes criminales deben ser condenados inexorablemente; los secuaces y ciegos instrumentos, generosamente perdonados

Como plantas criadas en la vida artificial y falsa de una estufa que de repente se sacan a la abrazadora luz del sol y al frío azote de los vientos.

No me hablen de la tradición naval. No es más que ron, sodomía y el látigo

No podría sobrevenir mayor desventura que librar la imperfecta naturaleza humana del único látigo que la hace progresar: la necesidad y el hambre.

Ya no puedo digerir que nos quieran medir con la misma vara a todos, la individualidad es la seguridad de las partes en el todo.

Nacimos indios, esclavos del cura, esclavos del gobernador, esclavos del cacique, esclavos de todos los que agarran la vara del mandón...

Hay que recordar que hubo una vez una disciplina llamada filosofía natural. Por desgracia, esta disciplina parece no existir en la actualidad. Se ha cambiado el nombre por el de ciencia, pero la ciencia de hoy está en peligro de perder gran parte de los aspectos de la filosofía natural

La disciplina es el alma de un ejército. Hace formidable a un pequeño grupo, le da fuerza a los débiles y sube la autoestima de todos.

Una correa es una soga con lazos en ambos extremos

Analfabetismo funcional en la Universidad Nacional de La Plata. Distinguen a Rafael correa con Premio Rodolfo Walsh. Mala praxis.

La guerra es la mayor plaga que puede afligir a la humanidad. Destruye la religión, destruye a los Estados, destruye las familias. Cualquier calamidad es preferible a ésta.

El acto de defensa es ya un ataque. Las armas para la defensa son siempre un pretexto para los que instigan las guerras. La calamidad de la guerra se origina en el fortalecimiento y potenciación de las distinciones sin sentido entre yo/otro, fuerte/débil, atacar/defender.

Los ingleses de primer rango tenían orgullo, por desgracia los nuestros sólo tenían vanidad; ahí reside la gran diferencia que caracteriza a los dos pueblos.

Hay dos eses, sensibilidad y sentido común, que deberían ser obviedades, que deberían casi darse por hechas, pero por desgracia son valores cada vez más escasos

La I Guerra Mundial fue una guerra que nadie quería y una catástrofe que nadie pudo haberse imaginado

El nacionalismo, lo mismo el centralista que los periféricos, es una catástrofe en todas sus manifestaciones

La plaga de la humanidad es el miedo y el rechazo de la diversidad: el monoteísmo, la monarquía, la monogamia. La creencia de que sólo hay una manera correcta de vivir, sólo una forma de regular el derecho religioso, político, sexual, es la causa fundamental de la mayor amenaza para el ser humano: los miembros de su propia especie, empeñados en asegurar su salvación, seguridad y cordura.

La guerra es la más grande plaga que azota a la humanidad; destruye la religión, destruye naciones, destruye familias. Es el peor de los males.

El mayor castigo de la injuria es haberla hecho.

Los ambiciosos que no se contentan con el beneficio de la vida y la belleza del mundo, tienen por castigo el no comprender la vida y el quedar insensibles a la utilidad y belleza del universo.

Se ha dicho hartas veces que el negocio es el dinero de los demás. De igual modo podría afirmarse que el poder y la felicidad son el infortunio y la angustia del prójimo

Que en este mi infortunio está mi suerte: pues llevando mi muerte entre mi vida, es inmortal la vida de mi muerte.

Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca estériles

La única manera de vencer la adversidad es admitir que esta existe.

Cada uno va por mal camino, pero los menos imprudentes son los que se arrepienten más pronto

¿Conocéis tan mal el corazón de una mujer para ignorar lo que puede nacer de la gratitud?

Tu ausencia es un tormento que tortura sin matar.

El que tiene envidia y es envidiado, tiene doblado tormento

Acerca de la peor tortura psicológica posible: Estar sentado al lado de Liam en un vuelo de 15 horas. Me pasó una vez viajando a Japón o algún lugar. Fue horrible

Déjame que llore como aquel que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte.

No llores por mí, Pensad en la pestilencia y la muerte de tantos otros

La mentira extiende descaradamente sus alas y la verdad ha sido proscripta; las cloacas están abiertas y los hombres respiran su pestilencia como un perfume.

Nada extraño, pues, que, bajo pretexto de la religión, la masa sea fácilmente inducida, ora a adorar a sus reyes como dioses, ora a execrarlos y a detestarlos como peste universal del género humano.

Lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara como si fuera una peste