Sinónimos de abrasado

¡España! País ardiente y seco como un repiqueteo de castañuelas.

Ella es luz en las horas inciertas sostén cuando todo parece perdido y sus sueños exactos son como sombras sobre la arena ardiente del paraíso.

A mí no me tumba nadie. Derrotar a Chávez es como tragarse un crisol de aluminio o una barra candente de acero. Ni muerto me sacan de Miraflores

El amor se parece al carbón: cuando está candente quema; cuando está frío, ensucia

Fújur se esforzó desesperadamente por encontrar otra vez el lugar en que Atreyu debía de haber caído al agua, pero hasta para un dragón blanco de la suerte es imposible descubrir en la espuma hirviente de un mar revuelto el puntito diminuto de un cuerpo que flota...O el de un ahogado en su fondo.

¿La vida?, estaría mejor sin ella, pues tiene poca y rara utilidad. No puedes comerla o beberla, o fumártela en pipa, no te resguarda de la lluvia y sabe a poco cuando la desnudas y la llevas a la cama tras una noche de cervezas, temblando, ardiente de pasión. La vida es un gran error, algo de lo que más vale prescindir, como los orinales o el bacon extranjero

Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo, y acabarás lográndolo.

¡Oh ruiseñor! Tú eres de ardiente corazón: tus notas nos penetran, nos penetran, tumultuosa, indómita armonía. Cantas como si el dios del vino te dictara un mensaje de sátira amorosa: una canción de burla y de desprecio a la sombra, al rocío y a la noche callada y a la ventura firme y a todos los amores que descansan en esos tranquilos bosquecillos.

De inmediato, la orgullosa frente de la intrépida princesa se cubrió con las arrugas de la agonía. Lanzó un grito doloroso y su corazón se convirtió en un ardiente brasero: Se llevó la mano al corazón para no retirarla ya nunca.

Camino caluroso sobre esa piedra descansan todos.

Nada hay que mate tanto las ambiciones de una persona como las críticas de sus superiores. Yo jamás critico a nadie. Creo que se debe dar a una persona un incentivo para que trabaje. Por eso siempre estoy deseoso de ensalzar, pero soy remiso para encontrar defectos. Si algo me gusta, soy caluroso en mi aprobación y generoso en mis elogios.

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes, o este sol colorado que es mi sangre furiosa cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

La piel de color moreno el pelo color carbón... ¡Y en lo oscurito del pecho donde duermen los recuerdos colorado el corazón!

La Inmaculada Concepción de María Santísima: al deseo ardiente de no poner obstáculo entre Dios y mi alma, nada que sea pecado, ni mortal ni venial, ha de tener esta actitud; no por temor, sino por amor a nuestro Padre Dios cuya ley ha escrito Él en nuestras almas y a cuyo cumplimiento nos está cada día invitando con suavidad infinita.

Y mi ardiente pasión murió de frío; que así muere el amor cuando no hay celos.

El amor se parece al carbón: cuando está candente quema; cuando está frío, ensucia

A mí no me tumba nadie. Derrotar a Chávez es como tragarse un crisol de aluminio o una barra candente de acero. Ni muerto me sacan de Miraflores

Nada hay que mate tanto las ambiciones de una persona como las críticas de sus superiores. Yo jamás critico a nadie. Creo que se debe dar a una persona un incentivo para que trabaje. Por eso siempre estoy deseoso de ensalzar, pero soy remiso para encontrar defectos. Si algo me gusta, soy caluroso en mi aprobación y generoso en mis elogios.

Camino caluroso sobre esa piedra descansan todos.

La piel de color moreno el pelo color carbón... ¡Y en lo oscurito del pecho donde duermen los recuerdos colorado el corazón!

Y el rey colorado de barba de acero, su padre, la llama con queja amorosa; y un llanto de fiera, un llanto sincero se pierde en la duna de Islandia brumosa.

Ella es luz en las horas inciertas sostén cuando todo parece perdido y sus sueños exactos son como sombras sobre la arena ardiente del paraíso.

El amor es un ardiente olvido de todo.

Y al llegar la aurora, armados de ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades

He aquí la prueba de que todo en ti es orgullo. Ahora que has reconquistado el permiso de telefonearle y escribirle, no sólo no lo haces, sino que siquiera sientes la necesidad ardiente de hacerlo.