Sinónimos de alegado

¿Cómo se mejora un argumento? Mejorar o espesar un argumento consiste en crearle complicaciones al héroe o quizás a sus enemigos. Estas complicaciones tienen efecto cuando cobran forma de acontecimientos inesperados. Si el escritor es capaz de espesar el argumento y sorprender al lector, lógicamente, la trama mejora.

La negación es el argumento favorito de la ignorancia; en realidad, su único argumento.

Una nación que continúa año tras año gastando más dinero en defensa militar que en programas sociales de edificación, se acerca a la muerte espiritual

Don Juan Carlos encarna la defensa de los valores democráticos, y es un Rey para todos y de todos

Nunca me ha importado que treinta millones de personas puedan pensar que estoy equivocado. El número de personas que pensaban que Hitler tenía razón no prueba que estuviese en lo cierto ¿Tengo acaso que estar necesariamente equivocado sólo porque unos pocos millones de personas piensen que no tengo la razón?

No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación.

El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.

Las nuevas opiniones siempre son puestas en juicio y encuentran oposición, generalmente, sin ninguna otra razón que la de ser nuevas.

La tecnología es la aserción de los hombres poco dotados para las artes del amor y la guerra.

Los fenómenos propios de la vida que tienen una meta y su propio carácter como fin, no tienen la vida como meta, sino la expresión misma de su esencia, la exposición de su significado. Y así también la traducción tiene por meta última el expresar la estrecha relación existente entre las lenguas.

La semana pasada, en Múnich, en la Literaturhaus, vi una exposición de fotografías de actores en muchas representaciones distintas: el conjunto de caras crea un espectáculo inédito. La ordenación de hechos diferentes produce un diseño nuevo, una historia nueva.

Una proposición sólo puede decir cómo es una cosa, pero no qué es ella.

Nunca me han hecho una proposición indecente...

La historia es un arte, no una ciencia. Es algo construido y aceptado como una explicación más o menos satisfactoria de acontecimientos que, en realidad, no tienen ninguna explicación. La mayor parte de lo sucedido en la historia es completamente irracional, pero la gente siempre piensa que tiene que encontrarle un sentido, un significado.

Si la hipótesis no se conforma con los hechos hay que rechazarla sin piedad, e imaginar otra explicación exenta de reproche.

Quien no se resiste a percibir el deterioro acaba reivindicando, sin demora, una justificación especial para su permanencia, actividad y participación del caos.

Ya hemos visto que el estilo Renacimiento es una arquitectura de gusto que no busca ninguna lógica, consistencia y justificación aparte de proporcionar placer.

Vivo en un tablero donde hay manos que me mueven, grito que devuelvan lo que deben pero el mundo nos ignora, se evapora lo real y lo ficticio nos devora, adoran líderes que abrieron a Pandora

El PSOE y sus aliados apelan a un ficticio derecho de adopción, a través del cual las parejas homosexuales podrían adoptar en las mismas condiciones que los matrimonios; pero ese derecho no es tal.

Un electrón no es más (ni menos) hipotético que una estrella. Hoy en día, contamos los electrones de uno en uno con un contador Geiger, como contamos las estrellas de una en una en una placa fotográfica.

Una verdad a medias, como la mitad de un ladrillo, es siempre más contundente como argumento que una entera. Se soporta mejor

¿No se ha admitido con un buen argumento que ni el frío ni el calor existen en el agua, puesto que ésta le parece cálida a una mano y fría a otra?

Descubrió que había actuado como un bárbaro, como una bestia. Había luchado como un pagano en defensa de su fe.

La Experiencia es mucho más que una defensa contra la muerte; es un derecho: el derecho de los ancianos

El humor es una prueba de fe.

La imposibilidad en que me encuentro de probar que Dios no existe, me prueba su existencia.

El problema fue que los socialistas tuvieron siempre demasiada fe en la razón de los hombres...

Cuando todo el mundo se equivoca, todo el mundo tiene razón

La tecnología es la aserción de los hombres poco dotados para las artes del amor y la guerra.

La semana pasada, en Múnich, en la Literaturhaus, vi una exposición de fotografías de actores en muchas representaciones distintas: el conjunto de caras crea un espectáculo inédito. La ordenación de hechos diferentes produce un diseño nuevo, una historia nueva.

Las noticias falsas son peligrosas, pero una falsa exposición de noticias correctas es todavía más peligrosa

Una señal inequívoca del amor a la verdad, es no mantener ninguna proposición con mayor seguridad de la que garantizan las pruebas en las que se basa

Parece una proposición que no admitirá mucha discusión que todas nuestras ideas no son sino copias de nuestras imprsiones, o, en otras palabras, que nos es imposible pensar algo que no hemos sentido previamente con nuestros sentidos internos o externos.

El aburrimiento es la explicación principal de por qué la historia está tan llena de atrocidad.

Para el que cree no es necesaria ninguna explicación; para quien no cree, toda explicación sobra.

Mi justificación es que la mayoría de la gente de mi edad pasa mucho tiempo pensando en lo que va a hacer durante los próximos cinco o diez años. El tiempo que dedican a pensar en su vida, yo lo paso bebiendo alcohol

El hedonismo, la idea del placer como modo de vida, se ha convertido en la justificación cultural, si no moral, del capitalismo.

El PSOE y sus aliados apelan a un ficticio derecho de adopción, a través del cual las parejas homosexuales podrían adoptar en las mismas condiciones que los matrimonios; pero ese derecho no es tal.

Vivo en un tablero donde hay manos que me mueven, grito que devuelvan lo que deben pero el mundo nos ignora, se evapora lo real y lo ficticio nos devora, adoran líderes que abrieron a Pandora

Un electrón no es más (ni menos) hipotético que una estrella. Hoy en día, contamos los electrones de uno en uno con un contador Geiger, como contamos las estrellas de una en una en una placa fotográfica.