Sinónimos de zozobrar

Es menester mucho ingenio para no naufragar en medio de la popularidad.

Se requiere mucho ingenio para no naufragar en la popularidad.

El sueño de todo hombre es ser capaz de hundirse en los brazos de una mujer sin caer en sus manos.

¿Quién conoce el fin? Lo que ha emergido puede hundirse y lo que se ha hundido puede emerger. Lo satánico aguarda soñando en el fondo del mar, y sobre las ondulantes ciudades humanadas navega el apocalipsis.

Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

La humanidad es en todos los casos la clave del trato con los salvajes: negar lo humano, verificarlo, ampliarlo, transportarlo a un mundo que no le corresponde, y que siempre es el mundo del arte. Los antropólogos suelen perderse en ese laberinto tan transparente como las cuerdas de los volatineros.

¡Es preferible irse a pique que rendir el pabellón!

Es necesario fracasar para crecer

...Todo proceso de mejoramiento social habrá de fracasar inevitablemente si antes no se encara el problema del individuo.

No te asuste naufragar que el tesoro que buscamos, capitán, no está en el seno del puerto sino en el fondo del mar.

Es menester mucho ingenio para no naufragar en medio de la popularidad.

Desde su nacimiento, el hombre lleva el peso de la gravedad sobre sus hombros. Está atornillado a la tierra. Pero el hombre no tiene más que hundirse bajo la superficie y ser libre.

Un estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo.

¡Es preferible irse a pique que rendir el pabellón!

La felicidad es como una gota de rocío en un pétalo de flor, brilla tranquila, después de vacilar cae como una lágrima de amor

Para mi internet es un arma, no un sitio donde vacilar de mis jodidas fiestas

La verdadera ciencia enseña, sobre todo, a dudar y a ser ignorante.

Un momento después me sentí lleno de dudas, y al instante siguiente empecé a dudar de aquellas dudas.

La vida no podía ser esa cosa que se nos imponía y que uno asumía como un arriendo, sin protestar. Pero ¿qué podía ser?... Debía haber una contraseña, algo que permitiera quebrar la barrera de la rutina y la indolencia y acceder al fin al conocimiento, a la verdadera realidad.

Ocurra lo que ocurra, pensé, la vida continúa igual, y hacemos las mismas cosas, y seguimos celebrando las pequeñas ceremonias anexas a nuestra comida, a nuestro sueño y nuestro asco. No hay crisis capaz de quebrar la corteza de lo habitual.