Sinónimos de manjar

El alimento de los poetas es amor y fama.

A veces uno lucha tan duro para alimentar a su familia, que se te olvida darles de comer a la inversa, es decir, con el alimento espiritual. Todo el mundo necesita que se le alimente espiritualmente.

Es posible alcanzar el éxito mundano y poseer todo tipo de comodidades materiales -como una lujosa casa, comida deliciosa, un yate y varios automóviles, por ejemplo- pero, si su vida carece de un toque de misticismo, el éxito material no tardará en hastiarle.

Era fácil compartir cuando había comida suficiente, o apenas la suficiente, para seguir viviendo. ¿Pero cuando no la había? Entonces entraba en juego la fuerza; la fuerza se convertía en derecho; en poder, y la herramienta del poder era la violencia, y su aliado más devoto, el ojo que no quiere ver.

Que el caracol es comestible y la babosa no lo es, me lo creo. Y además admiro profundamente al tipo que fue capaz de descubrirlo por primera vez.

En la grande prueba. Humanos seres el oro cae, se derrumba, nada será en el mañana. Más valor tendrá un vegetal comestible que un dólar. Abrid los ojos y aprended a mirar. El oro rueda, se desfigura y se anulará. Será el caos, más será bien

El orden es el placer de la razón pero el desorden es la delicia de la imaginación.

En la delicia de la sal todas son lanzas del espíritu... ¡Yo avivaré con sal las bocas muertas del deseo!

Ante la exquisitez del idioma francés, es comprensible la atracción que ejerce la palabra merde.

Amame como quiere su ambrosía en el jardín la flor; como ama de su voz la melodía festivo ruiseñor.

La amistad es la manía de todos los retóricos morales; es para ellos néctar y ambrosía

Denme la tormenta y la tempestad del pensamiento y la acción, más que la calma chicha de la ignorancia y la fe.

El carácter humano es como una balanza: en un platillo está la mesura, y en el otro la audacia. El mesurado tímido y el audaz indiscreto son balanzas con un brazo, trastos inútiles.

No creo en milagros, no vine en platillo volante

La astrología es una ciencia que tienen por golosina los cobardes, sin otro fundamento que el crédito de los supersticiosos. Es un falso testimonio que los hombres mal ocupados levantan a las estrellas.

Allí estaba una mujer que la golosina del más fino sueño jamás pudiera imaginar.

El viento ululaba entre las ramas de los árboles, y ya se sabe que en el mundo no hay música más dulce que la del viento sonando en las copas de los pinos al atardecer.

Cuando uno se halla habituado a una dulce monotonía, ya nunca le apetece ninguna clase de distracción, que no le aliviaría y que sólo le servirá para darse más cuenta de que se aburre todos los días.

No hay mayor goce espiritual que la lectura de los antiguos clásicos: su lectura, aunque de una media hora, nos purifica, recrea, refresca, eleva y fortalece, como si se hubiese bebido en una fresca fuente que mana entre rocas.

Más vale maña que fuerza.