Sinónimos de llanura

Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco sin ti no veo más que una planicie desierta.

Ramón ya estaba perdido para la causa de la renovación desde un orden y sorprendía que militares de prestigio como Queipo de llano secundaran sus veleidades republicanas, a sus años, con la misma ligereza que utilizaría para hacerse filocomunista un 'señorito aviador' como Hidalgo de Cisneros.

Ser bueno, en mi sentir, es lo más llano y concilia deber, altruismo y gusto: con el que pasa lejos, casi adusto, con el que viene a mi, tierno y humano.

Hay una apariencia propia de este mundo. A menudo hay sueños. A veces hay que retirar la sábana de la cama y descubrir los cuerpos que se aman.

Una vez entré a mi cuarto una noche en un hotel, y la sábana estaba en el piso, y yo pensé que era un fantasma que se había desmayado así que lo patee

Desde entonces, el recuerdo de León fue como el centro de su hastío; chisporroteaba en él más fuerte que en una estepa de Rusia, un fuego de viajeros abandonado en la nieve.

Así, en infinitas tardes, fui penetrando en el canto de la llanura, gracias a esos paisanos. Ellos fueron mis maestros. Ellos, y luego multitud de paisanos que la vida me fue arrimando con el tiempo. Cada cual tenía su estilo. Cada cual expresaba, tocando o cantando, los asuntos que la pampa le dictaba.

Una vuelta por cualquier barrio de México, por cualquier campo de Perú, por la pampa rubia, y verán que la miseria, el hambre y sobre todo la incultura siguen siendo las mismas

¿Qué hay que conocer? ¿Qué hay que dar? Somos los abandonados de Dios. Y delante de mí no se extiende ninguna Senda del Diablo, ni suena en mis oídos ninguna campana del infierno

--¡Carajo! Yo con semejante despliegue monto mi campaña para la presidencia.

En el campo de la investigación el azar no favorece más que a los espíritus preparados.

Recuerdo la primera vez que le vi (Ryan Giggs). Tenía 13 años y se deslizaba sobre el campo como un cocker spaniel persiguiendo un trozo de papel de plata arrastrado por el viento

En la pradera yo me quiero quedar, con el murmullo del agua que va, por los arroyos sin parar de cantar, cuando hay viento nos vamos todos a bailar.

Ya alegra la campiña la fresca primavera; el bosque y la pradera renuevan su verdor. Con silbo de las ramas los árboles vecinos acompañan los trinos del dulce ruiseñor. Este es el tiempo, Silvio, el tiempo del amor.