Sinónimos de inmodesto

El vanidoso necesita de los demás, busca en ellos la confirmación de la idea que quiere tener de sí mismo.

El ambicioso quiere ascender, hasta donde sus propias alas puedan levantarlo; el vanidoso cree encontrarse ya en las supremas cumbres codiciadas por los demás

Nada tan vil como ser altivo con el humilde

Y naides se muestre altivo aunque en el estribo esté que suele quedarse a pie el gaucho más alvertido.

Tango fatal, soberbio y bruto. Notas arrastradas, perezosamente, en un teclado gangoso. Tango severo y triste. Tango de amenaza. Baile de amor y muerte.

Un hombre soberbio es siempre difícil de contentar, porque siempre espera de los otros mucho más.

Estoy orgulloso de mis logros, pero eso ya lo experimenté. Necesito continuar moviéndome para aprender. Lo que hice ya está hecho, lo que voy a hacer lo voy a hacer.

Ante el rico y poderoso hay que mantenerse orgulloso

Obra vuestra ha de ser el desinflar a este hinchado y amoldarle a lo que conviene

La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.

Nunca resulta presuntuoso para nadie el desear aprender. Este es el objetivo de la creación y el derecho natural de la humanidad. Bienaventurados son aquellos que están preparados para reivindicar ese derecho durante toda su vida

Ninguna cosa siente más el presuntuoso que ser notado de poco avisado.

Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio.

Sólo el pedante pomposo puede concebir la idea de que existen normas absolutas para decir lo que es bello y qué no lo es.

El hombre selecto no es el petulante que se cree superior a los demás, sino el que se exige más que los demás, aunque no logre cumplir en su persona esas exigencias superiores.

La humildad de los hipócritas es el más grande y el más altanero de los orgullos.

Vosotros compatriotas, que sabéis burlaros del mar con denuedo y bizarría, vais a cubriros de gloria, salvando al país y escarmentando el atrevimiento insolente de los malvados.

Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente ya no hay quien lo niegue.

Tú, ave peregrina, arrogante esplendor -ya que no bello- del último occidente: penda el rugoso nácar de tu frente sobre el crespo zafiro de tu cuello, que himeneo a sus mesas te destina.

El amor propio es más arrogante que ciego: no nos oculta nuestros defectos, nos convence de que escapan a los ojos de los demás

Muchos habrían sido sabios si no hubieran creido demasiado pronto que ya lo eran.

En los Simpsons. Sr. Burns: ¿Cómo quiere la pizza? ¡¿Extra de queso?! ¡¿Quién se ha creído que soy, Lorenzo de Médici?!

Odio la publicidad, sinceramente. He pasado por la piedra de molino de las entrevistas y las considero una pérdida de tiempo. El tipo que encuentro en esas entrevistas haciéndose pasar por mí suele ser un engreído al que no me gustaría conocer.

Hay casos en que es indecoroso seguir viviendo. Se debe morir orgullosamente cuando ya no no es posible vivir con orgullo.

Si vuestra majestad lo ve así, entonces vuestra majestad no me ha interpretado bien, pues siempre he considerado sumamente indecoroso y absurdo que la mujer tome el puesto de instructora o maestra de su señor y marido; ella debe aprender de su marido y ser enseñada por él.

El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazon, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad. Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos?

No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmalazado.