Sinónimos de fugitivo

El tiempo es un efecto fugaz y hay, hay cosas que no voy a olvidar... La noche que dejaste de actuar sólo para darme amor.

Y lo imposible es posible; el camino largo es fácil, cuando brilla a lo lejos la mirada fugaz bajo el pañuelo, cuando resuena con honda tristeza el canto sordo del cochero.

Buscamos llenar el vacío de nuestra individualidad y por un breve momento disfrutamos de la ilusión de estar completos. Pero es sólo una ilusión: el amor une y después divide.

Cualquier consejo que des, procura que sea breve

La muerte nos es más que el descanso efímero después una ardua tarea. Si quieres morir bien aprende vivir bien. Cuando tú buscas la muerte, la muerte huye.

Una cultura nace cuando un alma grande despierta de su estado primario y se desprende del eterno infantilismo humano; cuando una forma surge de lo informe; cuando algo limitado y efímero emerge de lo ilimitado y perdurable. Florece entonces sobre el suelo de una comarca, a la cual permanece adherida como una planta.

Se en esta vida como si fueras un extranjero o un pasajero

Disfruta y vive intensamente la ilusión que provoca el amor, sea pasajero o permanente, no pienses demasiado, sólo siente.

La felicidad es efímera, es un estado transitorio

Cualquier rechazo es un rechazo transitorio o temporal si se actúa convenientemente. La reactividad congruente les modifica su visión de nosotros y como consecuencia, modifica su conducta.

Ser humano exige ver lo perecedero y el mismo perecimiento como elementos de nuestra propia condición.

Debo reconocer que un hombre que concluye que un argumento no tiene realidad, porque se le ha escapado a su investigación, es culpable de imperdonable arrogancia.

Cualquiera le habría tomado por un simple aprendiz de hechicero que había escapado de su maestro por rebeldía, aburrimiento, miedo o un gusto persistente por la heterosexualidad.

Todos tenemos algún antepasado imbécil. Todos, en algún momento de nuestras vidas, encontramos el rastro, las huellas vacilantes del más pelmazo de nuestros antepasados, y al mirar ese rostro huidizo nos damos cuenta, con estupor, con incredulidad, con horror, de que estamos contemplando nuestra propia cara que nos hace guiños y muecas amistosas desde el fondo de un pozo.