En esta era de la información, conocer los sinónimos de escritor está al alcance de cualquiera, y es algo esencial para saber usar el lenguaje correctamente. Expandir nuestro vocabulario aprendiendo nuevos sinónimos de escritor es una buena forma de mejorar nuestro uso del lenguaje. En este artículo, exploraremos los sinónimos de la palabra "escritor" y cómo podemos usarlos para mejorar nuestro lenguaje y nuestra escritura.
El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, el desastre cordial de la esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y las direcciones contrarias de la realidad, nada de esto sacude personalmente al escritor de puertas cerradas.
Podemos simpatizar los unos con los Otros, y eso es más que bastante: eso es todo, y difícil, acercar nuestra historia a la de otros podándola del exceso que somos, distraer la atención de lo imposible para atraerla sobre las coincidencias, y no insistir, no insistir demasiado: ser un buen narrador que hace su oficio entre el bufón y el pontificador.
Yo no me siento el mejor narrador chileno, ni siquiera me preocupa eso. A mí lo único que me interesa en el momento de escribir es hacerlo con una mínima decencia, que no me avergüence al cano de un tiempo de lo que he escrito, no lanzar palabras al vacío.
Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan.
Para salvar a esta especie de mamíferos en vías de extinción hay que llevar al dramaturgo al escenario: ese es su hábitat. Los que quieren continuar recluidos en sus escritorios y sus diccionarios, es mejor que se extingan. La fauna no habrá perdido nada.
Para mí el mejor novelista vivo de la lengua española que existe hoy es Fernando Vallejo -con quien me disputo el puesto del que ha escrito el peor guión-, quien durante mucho tiempo tocó el piano en un restaurante de la Condesa y nunca ha entrado en esa República de las Letras. Nos dan casa, tenemos editorial, publicamos, pero siempre nos sentimos fuera del castillo, del feudo
He usado del derecho del novelista al tomarme unas cuantas libertades indispensables respecto de la historia contemporánea de Medio Oriente y de la estructura del personal en el servicio diplomático británico. También he mejorado la belleza de la plaza Trafalgar, añadiéndole unos cuantos olmos.
En la industria cinematográfica todos sabemos que detrás de cada guionista de éxito hay una mujer. Y que detrás de esta mujer está la esposa
El problema es que cuando tú interpretas un diálogo, el director está interpretando otro y el guionista otro más. Cada uno tiene su propia idea. Por eso es mejor saber con quién te juegas los cuartos. Muchos directores quieren saberlo todo. Algunos directores no quieren saber nada. Algunos esperan que tú se lo des todo.
Pero de todos modos, y como decía Monsieur Masseras, redactor en jefe del periódico publicado en México en francés, L'Ere Nouvelle, esa desafortunada nación no esperaba sino una sola cosa: un gobierno de orden, de organización y prosperidad, tres palabras, agregaba el periodista, que referidas a México, terreno proverbial de revoluciones y contrarrevoluciones, resultaban por demás irónicas.
Las grandes obras se deben a fuerzas colectivas excitadas por fuerzas individuales: manos inconscientes allegan materiales de construcción; sólo cerebros conscientes logran idear monumentos hermosos y durables. De ahí la conveniencia de instruir a las muchedumbres para transformar al más humilde obrero en colaborador consciente.
La asimilación arbitraria de los hechos va de la mano de la asimilación igualmente arbitraria del lector, que se ve convertido de repente en colaborador de su periódico.
El otro día un periodista me preguntó si había percibido la desaprobación por los cambios: el público no silbó los cambios, me silbó a mí. Percibí que no se silbaban mis decisiones, sino que se me silbaba a mí, como responsable de una dinámica negativa. No voy a decir que me alegro, pero me parece que se hace justicia. Siempre tuve claro que lo que había sucedido el año pasado había generado ilusión en la gente, y esto genera desilusión.
En el programa A Fondo de la ciudad de Rosario el periodista pregunta porqué no presenta candidatos a diputados nacionales y Juez contesta: Todavía no enterramos a la abuela y vos querés que elija el traje para el cumpleaños de quince.
El periodismo al que me dedico, que es el escrito, de plumilla, de articulista y reportera, es un género literario como cualquier otro, equiparable a la poesía, a la ficción, al drama, al ensayo. Y puede alcanzar cotas de excelencia literaria tan altas como un libro de poemas o una novela.
Es mejor que guarde para sí cuanto ha visto de la vida y de la muerte. Es mejor que no escriba ninguna Memoria y que deje a los muertos en paz y a los vivos con sus ilusiones. Alguien ha llamado a La historia de San Michele una historia de la muerte. Quizá tenga razón, porque rara vez la muerte abandona mi pensamiento.
Señorita... envíele un ramo de rosas rojas y escriba Te quiero al dorso de la cuenta.
Evita los amigos y protectores ricos y necios. A poco que los trates, te verás convertido en su amanuense o en su lacayo
La pluma está en mi mano vacilante y medrosa, pero en mi corazón no florecen los versos.
En la historia de la Humanidad abundan exhumaciones de vidas privadas, y nadie protesta. Si juzgamos a los muertos, que no pueden defenderse ni atacarnos, ¿Por qué no juzgaremos de igual modo a los vivos, que tienen lengua para hablar y manos para mover la pluma y la espada?
Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
De modo que por fin había sucedido: estaba a punto de convertirme en ladrón, en un afanador de leche de tres al cuarto. En esto se había transformado el genio de genio pasajero, el cuentista de un solo cuento: en ladrón.
Conocer los sinónimos de la palabra "escritor" puede ser útil por varias razones. En primer lugar, y como ya hemos comentado, conocer los sinónimos de escritor nos ayuda a expandir nuestro vocabulario, lo cual nos permite expresarnos de manera más precisa. Además en nuestro diccionario de sinónimos podrás conocer el uso y los matices de los sinónimos de escritor, con algunas frases como ejemplo.
Nuestra forma de presentar los sinónimos de escritor puede ser especialmente útil para escritores y hablantes de lenguas extranjeras que buscan una palabra exacta para expresar una idea determinada. Además, conocer sinónimos de escritor también puede ayudar a evitar la repetición de palabras, lo que puede hacer que nuestro lenguaje sea más variado y atractivo. Por último, conocer los sinónimos de escritor puede ayudarnos a comprender mejor su significado y su uso en diferentes contextos.