Sinónimos de escarpa

Las azaleas en el acantilado miran el reflejo en el lago del atardecer.

La casa, dios mío, rodeada de petreles sobre el acantilado y los vapores del océano, de portones batidos por el viento y cortinas en pedazos, con el anuncio hotel central en semicírculo en la fachada y los tres de la policía secreta, siempre de negro, con el brazo en alto al modo nazi, que bebían, en la salita de estar, la malta de la mañana.

La barca y la orilla dialogan a lo largo del día.

Noche, madre sombría: cuando llegue el minuto negro de mi borrasca, hazme sufrirlo aquí, junto a la orilla del agua amarga que, si me vienen ganas de llorar, quiero tener azules las ideas, y en mis palabras el sonar de las mareas.

Las olas del corazón no estallarían en tan bellas espumas ni se convertirían en espíritu si no chocaran con el destino,esa vieja roca muda.

Vacilan y caen los hombres sufrientes, ciegos, de una hora en la otra, como aguas de roca en roca lanzados, eternamente, hacia lo incierto.

No consigo recordar cómo pude llegar de la orilla hasta mar adentro... ¡Ah, sí, ya lo recuerdo! He muerto en el naufragio de tu barco de guerra traicionero y resucité al tercer día en el psiquiátrico, absurdo invento...

Los otros días iba caminando muy entretenido y me encuentro con el arroyo más raro del mundo: figúrese que la orilla de este lado la tenía del otro

Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas...

Aquí estás, ombú gigante a la orilla del camino, indicando al peregrino no siga más adelante en la llanura sin fin. (...) Ese destino te espera, árbol, cuya vista asombra, que al caminante das sombra sin dar al rancho madera, ni al fuego una astilla dar; recorrerás el desierto cual mensajero de vida, y, tu misión concluida, caerás cual cadáver yerto bajo el pino secular.

El viento le sacudía la ropa y tiraba de él hacia el vacío. Pegó la mejilla contra la roca saliente y utilizó las grietas para agarrarse a la pared, luchando por vencer el miedo.

Galatea es su nombre, y dulce en ella el terno Venus de sus gracias suma; son una y otra luminosa estrella lucientes ojos de su blanca pluma, si roca de cristal no es de neptuno, pavón de Venus es, cisne de Juno.

Revuelta con el viento mi alma has arrastrado hasta la orilla de tu alma.

Siempre en tus retiradas no olvides dejar establecida una cabeza de puente en la orilla abandonada.